Medianoche del alma

0 Pregunta de Andreas H. W.: “¡Oh Señor! Me siento como si estuviera más muerto que vivo. ¿No pasará pronto esta medianoche con la ayuda de tu gran Amor, Gracia y Misericordia?”

1 Respuesta: ¡Esto depende solo de ti! ¡Cuando hayas roto por completo con el mundo junto con todos los de tu hogar, entonces la medianoche pasará pronto! — Pero si alguien está atado todavía entre dos postes, separados, uno al frente del otro, de tal modo que alguno lo jale en dirección del amanecer, hacia el poste de la vida, pero al mismo tiempo es jalado, con cuerdas similares, para el otro lado, en dirección al atardecer, hacia el poste de la muerte, ¿qué es lo que sucederá con él ante esta doble tracción?

2 Si vosotros mismos decís: "El sabio da su brazo a torcer" — Y Yo te digo que constantemente tengo que hacer de "sabio" y siempre tengo que ceder desde Mi poste de la mañana, cuando el atareado "maestro", en el poste del atardecer, empieza a tensar demasiado fuerte su red de cuerdas.

3 Si Yo también jalara en tales momentos, te pasaría casi como a un insecto: se te acabaría el aliento espiritual ante tal situación. ¡Y este estado es exactamente en el que te encuentras, por eso dices que te sientes como si estuvieras más "muerto que vivo"!

4 ¡Pero cuando quieras y desees (¡porque liberarte de las ataduras del poste del atardecer depende por completo de tu libre decisión!) tu supuesta “medianoche” desaparecerá inmediatamente, porque el poste de la mañana ya no dará más sombra, pero, para esto, el poste del atardecer lo dará mucho más!

5 Quien Me glorifique con su fe y a quien Yo haya atado ya, por todos los lados, con lazos de amor, hace bien si se libera inmediatamente de todo aquello que lo jale hacia el poste del atardecer.

6 ¡Y en verdad esto tampoco es tan difícil como uno pueda imaginar! ¡Un vivo y verdadero Amor hacia Mi lo vuelve todo fácil, y no hay cosa alguna que le sea imposible para el Amor!

7 Pero si a veces te pones a calcular cuánto aun dependes del poste del atardecer, te digo que muy fácilmente te darás cuenta, cómo permites que algunos lazos del atardecer aten todavía tu cuerpo!

8 ¡Estos tienen que ser retirados del cuerpo! ¡Porque de lo contrario tu supuesta "medianoche" no desaparecerá mucho! — ¡Considera bien lo dicho! ¡Ahora pues, ya no necesito decir de Quién viene esta dádiva! Amén.

Fuente: Dádivas del Cielo, recibido por Jakob Lorber el sábado, 13 de junio de 1842.

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